Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.
Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA
(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro
Comentario
Capítulo 39
Aquí tratará de la guerra tubo el rrey Monteçuma con los de Guaxaca, las causas y rrazones, y como fueron sujetos a la corona mexicanaAlgunos días abían pasado del susçeso de los de las costas de Oriçaba, Cuetlaxtlan, quando bino a notiçia de Monteçuma que en las costas de Coaçacualco y Tabasco, pasando por Teguantepec, yslas, puertos, rresidir allí muchos naturales que su trato y grangería era oro molido, lo traían las corrientes de rríos y lo coxían, y piedra menuda llaman matlalxihuitl, pertenesçiente para la mitra o corona del rrey Monteçuma, y senbrarlo pegado en los braçeletes de plumería (machoncotl), de oro y rrodelas y caracoles, manera de tiguere el paresçer y una color de bermellón (oçeloteccoztli), para pintar rrodelas y otras cosas, todo lo qual abían ydo a pedir quatro prençipales mexicanos y beinte y ocho mercaderes tratantes congregados con ellos. Y trayendo esta cantidad de oro y piedras y demás cosas, abiendo tenido los naturales de Guaxaca notiçia de esta rriqueza traían para Monteçuma, o por menospreçio del rrey Monteçuma o por sólo su codiçia, de ellos les salieron un monte muy agrio y camino muy peligroso, que es la parte que llaman Mictlancuauhtla, allí los ataxaron y mataron a todos ellos, que nenguno escapó, y despoxados las rriquezas que traían, dexaron allí los cuerpos muertos, se los comierom auras y animales. Y a cabo de muchos tiempos y años se bino a saber el susçeso y mal rrecaudo que abían hecho los prençipales de todo Guaxaca. [46r] Y yendo algunos mercaderes tratantes llaman oztomeca, queriendo yr a Coaçaqualco, algunos de los maçehuales de Guaxaca les dixeron que allá no fuesen, sus prençipales les mandarían matar y saltear como abían hecho a los mexicanos en el monte de Mictlancuauhtla, y con esto, y satisfechos los mercaderes de Azcapuçalco, Suchimilco, Tezcuco, fueron algunos de ellos a beer los huesos de los muertos y, bisto ser berdad, se boluieron a Mexico Tenuchtitlan con este abiso y rrelaçión. Abisaron a Monteçuma e les rrespondió: "Y bosotros, ¿de dónde sois naturales?" Dixéronles que mercaderes de Chalco y con esto les detubo y les dio por el abiso dádiuas de rropa. Y llamado a Cihuacoatl Tlacaelel, le dixo y contó la manera de la muerte de los mexicanos por los de Guaxaca por menospreçio de la corte y cortesanos de Mexico y con codiçia de rroballes el oro y rriquezas que traían en nombre de Huitzilopochtli y de ellos: "Y es menester que luego y ante todos acabemos nro templo y cumplir nros sacrifiçios con malechores y estrangeros de nra patria y naçión". "Y es menester", dixo Çihuacoatl, "dar abiso de esto a Neçahualcoyotl de Aculhuacan y a los de Tacuba, Totoquihuaztli, luego para esto traigan cal y piedra y teçontlalli, que con esto hecho quedará del todo encorporada la persona, cabeça, braços, pies de Huitzilopochtli". Y dixo el Çihuacoatl a Monteçuma: "Mirá, señor, que xamás abrá de faltar memoria de buestro rrenombre para siempre como bos acabastes, como tal Monteçuma Ylhuicamina, rrey de los mexicanos y de todo el mundo hasta oy bisto por nosotros, el templo de Huitzilopochtli y acreçentado sus sacrifiçios de sangre calliente y de nro balor y memoria de buestros padres y conçexeros que somos nosotros, que, fin, oy que mañana, diez, beinte días y muchos años, todo se acaba, mas la memoria es perpetua y abrá para sienpre memoria de nosotros". Y así, luego biaron mensajeros a estas partes para estos materiales y gente, a Tlilancalqui y a Teuctlamacazqui y por ellos, abiéndoles dicho para las partes, lugares, pueblos que abían de yr y los materiales nesçesarios, y, sobre todo, fuesen benidos ante la prezençia de Monteçuma. Y llegados, les alega que por el dios Huitzilopochtli biuen, que es el tiempo, años, días, noches, ayre, sol, aguas, nieues, montes, rríos, muerte y bida, que era bien se le acabase su casa y templo y ofresçimiento de sacrifiçios sangrientos, "pues por su mandado que dexó dicho a nuestros padres, los truxo y guió a estas partes y que aquí abíamos de aguardar a todas las nasçiones del mundo y abíamos de ser por ellos muy balerosos y prósperos, abentaxados en guerras, señorío. Todo lo a cumplido en nosotros y por su rrecordaçión y perpetua memoria le hagamos nosotros su casa templo y sacrifiçios en onrra y bitoria de su alto balor y meresçimiento, como tan buen dios y capitán de ellos; que luego se le haga a este dios de la laguna y tulares y entre cañaberables metido, onrra y gloria de Mexico Tenuchtitlan y fumdador de rreyes, Acamapichtli y sus diçindientes, Huitzilihuitl y Chimalpupuca, a los quales ganaron y adquirieron los primeros pueblos de esta corona mexicana suxetos, como adquirieron los pueblos y basallos, no holgando, sino continuo trauaxo y afán. Y en espeçial estar como es [46v] estamos odiosos, sabiendo somos benedizos y no naturales de estas partes y de esta laguna mexica, y estarnos por oras aguardando quándo bendrán contra nosotros. Y para esto es menester el rreparo conbiniente de este templo y cu que con la ayuda de bosotros y de los de Azcapuçalco, Cuyuacan, Tacuba, Cuyuacan, Culhuacan, Yztapalapan, Aculhuacan, Chalco, Cuitlahuac, Mizquic y en Mecoatlan, Toluca, Maçahuacan, Chiapa, Xiquipilco y todo Matlatzinco, Xocotitlan". Y llegados todos a la cabeçera del rreyrio mexicano, abiéndoles dho y tratado lo que era açerca de acabar el gran cu de Huitzilopochtli y los materiales conbinientes y obedeçido todo por Monteçuma dho y mandado y por el Çihuacoatl Tlacaeleltzin, luego mandaron darles trançaderas de cauellos y paxa plumería rrica y beçoleras de piedras de chalchihuitl, orexeras de oro, muñequeras y braçeletes de oro. Esto dieron a solo Neçahualcoyotl de Tezcuco y a Totoquihuaztli, el de Tacuba. Y abiendo notiçia todos los prençipales del mando de Monteçuma y para el día propio llaman çe tecpatl, el día primero de la semana, de una piedra pedernal, y allegada gran copia de piedra gruesa, pesada, de más de un estado y otros dos estados de alto y gruesos, mandaron benir de Tezcuco y Tacuba, Cuyuacan, Azcapuçalco, Chalco, Suchimilco, canteros buenos para labrar los bultos que cada dios suxeto a Huitzilopochtli an de estar las cuadras. Y de la manera que se les mostraua a los yndios naturales de estas partes començaron luego a labrarlas con muy sotil artifiçio. Juntos los canteroas de prima y albañíes, les dixo Monteçuma: "Hermanos y hijos míos que aquí estáis congrados y juntos, ¿qué os paresçe que tenga de altura este cu y çerro cuadrado para labrar lo alto casa fundada de sola una pieça como agora está, que mira frontero del sur, y lo que asimismo será la casa de alto?" Dixeron todos los ofiçiales a una, abiendo tanteado la cuadra, lo que abía de tener cada cuadra, dixeron que de ancho de cada quadra tubiese çiento y beinte y çinco braças de ancho, que las quatro cuadras abían de ser quinientas braças y la casa de lo alto dél de nobenta, de lo alto beinte braças de cada cuadra, de tres paredes que an de ser, teniend por la parte del mirador a la parte del sur, como agora lo está: " todo se a de desbaratar lo que agora está hecho. Y esto es de nro paresçer y mietras fuéremos. Y los que ubieren de preçeder harán sobre esto más altura como más ellos quisieren". Y así, començaron los canteros a labrar el gran cu con los escalones que de antes abía, que eran conforme a los días del año, como adelante se dixo, 360 días, çinco días menos çinco días de nra cristiana rreligión. Y Monteçuma y Tlacaeleltzin mandaron llamar a todos los mayordomos que tenían los pueblos a cargo e les mandó que luego truxesen y manifestasen todas las piedras de colores y blancas para poner por ojos a todos los dioses como si estubieran mirando, y asimismo dixo a todos los señores prençipales de todos los pueblos que, pues era para el adorno del gran dios Huitzilopochtli, que diesen de sus bienes algunas piedras de balor para los rrostros y ojos de los dioses que an de estar con el de Huitzilopochtli en el cu. [47r] tendido por los prençipales y señores de todos los pueblos, en su cumplimiento y por abentaxarse unos más que otros, trujeron y manifestaron mucha suma de piedras rricas de chalchihuitl, unas berdes, otras azules, otras margaxitas, cornelinas, diamantes baladís y esmeraldas y de todo género. Y en prezençia de todos ellos estas piedras se mandaron meztlar con cal y arena, teçontlalli, para el çimiento de la casa del Huitzilopochtli. Esto, según entre estos dos señores, Monteçuma y Cihuacoatl Tlacaelel, por persuaçión del propio Huitzilopochtli, y esto con cantidad de oro en poluo, los que lo tenían, lo dieron